Un pequeño sentimiento de nostalgia extraña nos recorre a todos al pensar en los largos días confinados. No por la situación. No por lo que vivimos. Sino por lo que nos cambió como personas. También a todas las mujeres a las que preguntamos para este reportaje, que ahora, a toro pasado, lo ven como algo lejano y sonríen al pensar en las pequeñas cosas que les hicieron sonreírse cada día frente al espejo.

A la pregunta de “¿te maquillaste durante el confinamiento?”, la respuesta es mucho más que un sí o un no. Es nuestra radiografía, la forma en que nos vemos, nos tratamos y nos queremos. Usar un labial rojo en los días más grises dice mucho más que el mero hecho estético de dar color a los labios. Algo tan simple y a priori “frívolo” se convierte en un gesto profundo de amor propio si analizamos el por qué lo hacemos y cómo lo hacemos. Y es que es innegable el poder que el color tiene sobre nosotros.

¿Cómo te miraste al espejo en esos días en los que las llaves seguían echadas desde hacía semanas? ¿Cómo utilizaste todo lo que hasta entonces, se usaba de forma automática y rutinaria? Hablamos, por ejemplo, de la máscara de pestañas, del corrector de ojeras… todo aquello que hemos usado siempre para “vernos -MÁS- guapas” y que durante el confinamiento, seguimos usando para recordarnos lo mucho que nos gusta vernos bien.

pintarse los labios
Westend61

“Cada persona tiene que hacer ese gesto amable que hace sentir bien en su piel, en su pelo, con su ropa… Creo que la vida es cuestión de actitud. Si un rojo de labios nos da energía, un bonito peinado o una sombra de ojos… ¿por qué no?”, dice Alexandra Calvo, Psicóloga especialista en terapia individual y de grupo.

Y continúa hablándonos del poder del color en nosotros. “Si hay algo que sabemos a ciencia cierta es que el rojo o el naranja son colores excitantes de nuestro sistema nervioso, es decir, nos activan y transmiten energía. Incitan a la actividad y dan ánimo. Dan valor y vivacidad.” Así que que se los recomiende a las personas que se sienten decaídas, bajas de ánimo o con tendencia al desánimo, no es un hecho aislado o una cuestión de gustos.

“En los días tristes, me pinté los labios rojos. En los días más alegres o cuando estaba más animada, me puse rimel”, me decía una amiga al preguntarle sobre lo que hizo ella con su maquillaje durante esos días. “Yo uso el rojo de labios hasta ahora, con la mascarilla”, me decía otra de las más animadas y activas del grupo. Otra coincidía: “durante el confinamiento he agotado mis barras de labios rojas y naranjas”.


Claro que también está el caso de todas aquellas que se tomaron el confinamiento como un período de relax y desconexión total de los hábitos de “la antigua normalidad”. No por ello significa que no se quieran o no se mimen, porque desconectar para volver a conectar es otra forma de mimarte, sin duda. Hay quien entiende el maquillaje como una forma de “esclavitud” estética. Y es libre de pensarlo. Mimarse, para ellas, no es más que alejarse de ese camino.

Pero para quienes entendemos el maquillaje como una forma más de comunicación, como una vía creativa de decir al mundo quién eres y cómo eres, la forma de utilizarlo durante los días en los que tan sólo tú te veías en el espejo, es interesante. Porque durante esos días tuvimos la oportunidad de comprobar que la libertad, siempre estuvo dentro de nosotros.

maquillaje
Jonathan Knowles
La vida tiene el color que tú ves

Según Alexandra Calvo, el hecho de arreglarnos para las videollamadas que inundaron nuestros días no fueron sino una forma más de conectar con uno mismo y con los demás. Y eso se traduce en una forma más de sentirnos vivos.

“Ante lo que se escapaba de nuestro control, en la situación que nos vimos obligados a vivir, un poquito de indiferencia significaba descanso y sin la falta de motivación, aparece la apatía”, explica la psicóloga. Una forma de entender la razón que podría aflorar en todos esos casos en los que nos dábamos unos minutos delante del espejo para perfilar nuestros labios y verlos llenos de color o a agrandar nuestra mirada a través de la máscara de pestañas. Para recordarnos que sí, que seguimos aquí. Seguimos bien.

maquillaje confinamiento


Yo también me pinté los labios de rojo. Y de intenso burdeos. Y me hice el eyeliner más largo de todos los tiempos. Y hasta utilicé la purpurina en los párpados y el iluminador en los pómulos. Ni siquiera lo usé para ir a comprar. Me bastaba con ese rato personal delante del espejo haciéndome brillar para recordarme quien era (y quién soy). En aquellos momentos de frustración, dudas, miedo e incertidumbre, desconectar de todo eso y conectarme conmigo misma a través del color y de los gestos y hábitos que siempre consideré “extra”, se convirtió en algo importante. Me hizo sentir bien.

Y eso, es importante.

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D.R.

En esta “nueva normalidad”, en este nuevo mundo que nos ha llegado de repente y por sorpresa (o quizás no tanta), es importante recordar quiénes somos. Qué hacemos y por qué lo hacemos. Quizás todo lo que antes no tenía sentido, lo cobre ahora por arte de magia. “Es importante sentirnos activos para superar las adversidades”, nos recuerda la experta.

Y aún nos queda mucho por vivir. Y muchos labios rojos por pintar.

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Blanca del Río es experta es belleza y estilo de vida. La salud mental y la creatividad son otros dos pilares de inspiración para escribir. No se le escapa un color nuevo de pelo, un corte, una sombra de ojos o una forma viral de hacerse el 'eyeliner'. Le fascina adentrarse en el mundo de la alimentación, indagar en cómo se cuidan en todas las partes del mundo y qué podemos aprender de todos esos rincones para mejorar nuestra salud, por dentro y por fuera. Así que no es de extrañar que tan pronto te encuentres un artículo suyo sobre lo más visto en el backstage de París en maquillaje, como temas referidos a cómo explotar tu lado más creativo, cómo gestionar tus emociones o cómo aprovechar mejor tu energía.  Las redes sociales son una de sus fuentes pero no tiene FOMO, porque donde más inspiración encuentra para escribir sobre cualquier tema, es en los libros. Devora todo aquello que sale al mercado en forma de ensayos y manuales sobre todos los temas que aborda a diario, pero pocas veces la encontrarás leyendo una novela (y menos de amor).  Blanca se graduó en Periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, se formó como 'cool hunter' en la escuela de moda, arte y diseño IED de Madrid, así como en fotografía y artes visuales y digitales con los mejores profesionales.
Mientras tanto, ha podido completar su expertise con grandes expertos en el terreno de la belleza, la salud y el bienestar gracias a su trabajo en medios de comunicación especializados del ámbito digital, en los que ya acumula más de 15 años de experiencia.