Se considera alimentación funcional aquella que asegura que el consumo de determinados alimentos afecta beneficiosamente a una o varias funciones del organismo e incluso puede prevenir y reducir factores de riesgo causantes de enfermedades. ¿Por qué? Porque los alimentos que promueve contienen componentes biológicamente activos, que garantizan la salud y el bienestar. Según Salena Sainz, farmacéutica y dietista-nutricionista: “La alimentación funcional hace referencia al consumo de alimentos que satisfacen no solo las necesidades básicas de nutrición, sino también los que aportan beneficios adicionales a la salud y bienestar. Los alimentos interactúan con el organismo a nivel molecular y pueden influir en los sistemas y funciones corporales.” Dentro de la percha ‘alimentos funcionales’ estarían las leches enriquecidas con ácidos grasos Omega3, ácido oleico, fólico, calcio, vitaminas A y D, o fósforo y zinc. Es decir, los yogures enriquecidos con calcio, o vitaminas A y D. Las leches fermentadas con ácidos grasos Omega3 y ácido oleico, o con bacterias probióticas específicas. Los zumos enriquecidos con vitaminas y minerales. Los cereales fortificados con fibra y minerales. El pan enriquecido con ácido fólico. Los huevos enriquecidos con Omega3. Las margarinas enriquecidas con fitoesteroles. Y la sal yodada con yodo. Pero no solo éstos, también puede tratarse de un alimento tradicional: “Se puede comer un amplio abanico de alimentos funcionales que incluyen desde frutas y verduras hasta productos lácteos, cereales, pescado y carnes”, asegura la nutricionista Salena Sainz. Y es que, también serían funcionales el pescado (por su alto contenido en ácidos grasos Omega3), el aceite de oliva, la soja, los frutos secos, los cereales integrales, y las frutas y verduras en general.

Para quién está recomendada la alimentación funcional

En general, para cualquier persona. Pero en especial, en personas con necesidades nutricionales especiales (embarazadas y niños), estados carenciales, personas mayores, intolerancias, y personas con riesgo potencial de sufrir enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales, osteoporosis o diabetes.

Los 7 beneficios de la alimentación funcional

En general, un modelo de alimentación funcional mejora la salud en general, ya que equilibra y optimiza los sistemas y funciones corporales. Eso sí, dos advertencias por delante:

  • La alimentación funcional, como cualquier otro modelo alimenticio, debe ser personalizada e individualizada.
  • Es importante que la llevemos a cabo a través de un profesional que pueda proponernos una dieta equilibrada. Además, “un profesional de nutrición puede ayudarnos a crear un hábito saludable acompañado de ejercicio regular”, según Salena Sainz.

Mejora del control hormonal

“La alimentación funcional puede ayudar en el control hormonal gracias a que promueve el consumo equilibrado de macronutrientes que aportan los aminoácidos necesarios para la síntesis hormonal correcta”, asegura la farmacéutica y dietista-nutricionista. Además, sus defensores aseguran que regula los niveles de cortisol (hormona del estrés) y mejora los cuadros de ansiedad que tienen un impacto negativo en la regulación hormonal. Algo más: “Algunos alimentos específicos ricos en yodo y selenio favorecen la salud de la tiroides”, añade Sainz.

Mejora la ansiedad y la depresión

Ya lo hemos adelantado en el apartado anterior. “Si bien la alimentación funcional por sí sola no puede considerarse un tratamiento que trate la depresión y la ansiedad, sí supone un complemento importante. Esto se debe a que se enfoca en gran medida en la dieta mediterránea, basada en alimentos como aceite de oliva, pescado, frutas, verduras y legumbres, que son alimentos asociados con un menor riesgo de padecer depresión”, asegura esta experta. Además, es una alimentación rica en antioxidantes y grasas saludables, que ayudan a reducir la inflamación y mejoran el estado de ánimo.

Controla posibles desequilibrios del organismo

Ayuda a controlar algunos desequilibrios de diferentes formas. “Una de ellas es a través del equilibrio del azúcar en sangre, al incluir en la dieta cereales y alimentos ricos en fibra. Por otro lado, la alimentación funcional reduce la inflamación del organismo, que interfiere en la producción y regulación de las hormonas, a través de diferentes nutrientes y vitaminas”, apunta la farmacéutica y dietista-nutricionista.

Previene y trata enfermedades

La alimentación funcional, según sus promotores, puede ayudar a prevenir futuras enfermedades y/o paliar las presentes, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y los trastornos digestivos. “Muchas enfermedades están asociadas a problemas digestivos y/o con la inflamación del cuerpo. En estos casos, la alimentación funcional favorece su tratamiento al incluir alimentos con importantes propiedades antiinflamatorias, como las frutas y las verduras, o los pescados ricos en Omega 3. Todos estos alimentos ayudan a reducir la inflamación y promueven bienestar.”

Mejora la absorción de nutrientes

Este modelo de alimentación se centra en la microbiota intestinal por lo que algunos de sus resultados son la mejora de la digestión y la absorción de nutrientes. “Algunos nutrientes de los que facilita su absorción son el hierro, gracias a la inclusión de carnes rojas o alimentos ricos en vitamina C, también el calcio por los lácteos y las semillas de sésamo que se consumen. Y otros nutrientes de los que facilita su absorción son la vitamina D y la vitamina B12”, asegura la farmacéutica.

Favorece un peso saludable y una mayor vitalidad

Esto es así siempre que la dieta esté pauta y supervisada por un profesional médico. “Al ser un método que el profesional personaliza para cada caso, ayuda a reducir o limitar los alimentos que causan desequilibrio y aumento de peso, como los alimentos ricos en grasa o azúcares refinados. Y, por el contrario, aumenta el consumo de los que proporcionan una mayor energía en el paciente.”

Defiende contra el estrés oxidativo

Los zumos de frutas y bebidas lácteas están enriquecidas con sustancias antioxidantes. Y, en general, este modelo de alimentación es rico en vitaminas antioxidantes C y E, en carotenoides, selenio, zinc y polifenoles. Todas estas sustancias han demostrado paliar el estrés oxidativo (fotoenvejecimiento) eficazmente.

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Amor Sáez es periodista colaboradora de ELLE y ELLE.ES, especialista en belleza, salud, fitness y nutrición. Experta en medicina estética, cirugía estética, dermatología y estética. En el año 2018, la SEME (Sociedad Española de Medicina Estética) le otorgó el premio “Profesor Juan Ramón Zaragoza” por su labor periodística. Casi todo el mundo en el sector médico la conoce –cirujanos, médicos, dermatólogos, esteticistas-. Su gran pasión es hacer artículos de investigación, contar con fuentes reputadas, contrastar la información y poner siempre todo en duda, probarlo y experimentarlo antes de contarlo o recomendarlo. 

La duda, el escepticismo y las ganas de saber siempre más le corren por las venas. Le gusta profundizar en los temas, no quedarse en la superficie, y darle un enfoque serio y científico a la belleza, que lo tiene. 

Miembro del jurado de los Premios de la Academia del Perfume 2022, miembro del jurado de los premios de belleza AR 2018 y miembro del jurado Premio L’Oréal en la Mercedes-Benz Fashion Week 2016. Empezó haciendo Sociedad, Economía, Cultura y Deporte en Cambio 16. Uno de sus reportajes fue reproducido en ‘Le Courrier International’ y ha sido entrevistada en ‘Radio Francia’, COPE Cool, Radio Intereconomía (espacio Belleza Capital) y Decisión Radio (espacio ¿De qué hablo cuándo hablo de belleza?), entre otros medios.

La vida quiso que terminara escribiendo de belleza y salud y lleva 20 años colaborando en ELLE y ELLE.ES. También ha colaborado en otras revistas del grupo Hearst (Cosmopolitan, Women’s Health, Men’s Health, Runners, Esquire, Crecer Feliz). Y ha publicado artículos en otras webs y revistas femeninas del sector como Vanitatis y YO DONA.

Es licenciada en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en Comunicación y Gestión Política por la misma universidad.