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Dicen que la Navidad solo hace ilusión cuando hay niños en casa. A no ser que haya chocolate con churros en la mesa, agregamos nosotros. En ese caso no hay generaciones que valgan, solo la felicidad absoluta de una montaña de porras crujientes y un chocolate bien caliente. Esta icónica receta se ha convertido en un símbolo nacional para celebrar la vida cualquier día del año, pero especialmente aquellos más fríos en los que estómago y alma piden alimento. Por eso, estamos en busca y captura de una cafetería acogedora donde los sirvan justo como nos gusta: churros poco aceitosos, ligeros, sumergidos en un chocolate espeso en perfecta medida.
Dicho y hecho. Aunque nos encantan las clásicas churrerías del centro como San Ginés, Valor o La Antigua Churrería, la realidad es que siempre están abarrotadas, más aún durante estas fechas. Afortunadamente, hay otras opciones igual de apetecibles y menos masificadas que los turistas aún no han introducido en su Google Maps. En esta categoría entra uno de nuestros lugares de confianza para merendar mucho y bien. Su nombre lo dice todo: Chocolat.
Esta cafetería, que cuenta con dos locales en Madrid, se ha ganado un puesto de honor en nuestra ruta gourmet por su propuesta artesanal de churros, porras, repostería, café y, por supuesto, chocolate. Ubicada en pleno corazón del mítico barrio de Las Letras, Chocolat es una chocolatería familiar donde Juan Alfonso, su propietario, junto al resto del equipo, prepara cada mañana los productos: chocolate a la taza, suizo o búlgaro para acompañar bizcochos, lazos, tartas caseras y los churros, claro, que también tienen cubiertos de chocolate.
Si eres más de porras, descuida. También las hay (y riquísimas). A las pruebas nos remitimos: "Estupendo chocolate e impresionantes porras. El chocolate con dos porras enormes, 4,20 euros, un regalo", comenta un cliente satisfecho de TripAdvisor, donde acumula 519 valoraciones excelentes. Desde luego, es un buen regalo de Reyes...
Lucía Ruiz estudió Relaciones Internacionales y Comunicación y ahora continúa formándose con un Máster de Marketing de Moda. Escribe para aterrizar, para recordar, para existir. Es su manera de dar forma a la vida, de hacerla real. Por eso anota todo aquello que le hace feliz: la comida, los viajes y las nuevas experiencias no pueden faltar en la lista.
