En Madrid se puede comer cocina de casi cualquier parte del mundo. Hay japos top, mexicanos de renombre y, por supuesto, muchísimos italianos. Los hay que bordan la pizza, otros la pasta y algunos que sorprenden con especialidades menos conocidas del país transalpino. Pero hay uno que va más allá. Uno que emociona, que cuida cada detalle y que lleva una década dejando huella.

Se llama Gioia -que significa alegría, pero también joya- y está en pleno corazón de Chueca. Lo abrieron hace diez años Davide Bonato y Daniela Rosso, pareja dentro y fuera de los fogones. Y desde entonces, se ha convertido en uno de los restaurantes italianos más queridos de la ciudad. Un lugar pequeño y coqueto, en el que pasan cosas grandes y donde todo se hace con amor y buen gusto. No es casualidad que luzca un Sol Repsol y que aparezca, año tras año, en la Guía Michelin. Y tampoco que sea uno de nuestros favoritos.

Un aniversario para celebrar por todo lo alto

En un sector donde cada semana abre algo nuevo, cumplir diez años no es poca cosa. Gioia lo ha conseguido siendo fiel a sí mismo: apostando por la autenticidad, por el producto de calidad, por una cocina italiana que respeta la tradición pero se atreve a soñar. Y todo con la misma cercanía con la que empezaron.

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Gioia

Al frente está Davide, chef piamontés que se formó en la escuela clásica y que ha ido pasando por Japón, China y Perú, aprendiendo de todas estas cocinas y añadiendo, en distintos momentos y etapas, algún que otro toque. Su cocina es italiana, pero con una mirada contemporánea y personal que la hace especial. A su lado, Daniela, que se encarga de que todo fluya con armonía. Es una enamorada del yoga -lo practica y lo enseña- y eso se nota en la energía que se respira en sala, en la calidez del trato, en los pequeños gestos. Juntos forman ese tipo de equipo que da gusto ver trabajar.

A restaurant setting featuring a vintage cello mounted on the wall
mikel prieto
Table set for dining in a restaurant with artwork on the wall
mikel prieto

Y es que Gioia es uno de los mejores italianos que tenemos en la ciudad. Ya solo al entrar en el restaurante, te hace darte cuenta de que es algo especial. El lugar es coqueto, con amplias mesas -todas vestidas con mantelería blanca- y detalles que lo hacen único. Fíjate, porque junto a una de las mesas, tienen un Gioia en miniatura que es una monada para no perderse. La sala la preside una exuberante Sophia Loren, pintada por el artista David Partida Montoya, amigo de la casa.

Cocina italiana de autor

Una vez sentadas a la mesa, no hay más que otear el menú para darnos cuenta de que lo de Gioia es cosa fina. La carta ha crecido con ellos. Lo que comenzó como una propuesta basada en clásicos italianos reinterpretados ha evolucionado hacia una cocina de autor con mucha más técnica y un nivel de producto altísimo. Y todo ello, sin perder de vista el origen.

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Gioia

Entre los entrantes puedes probar el famoso vitel tonné, que aquí se eleva elaborándolo con lomo bajo de Wagyu, una de las piezas más nobles, que se acompaña con salsa tonnata. Otra maravilla es el atún rojo Balfegó, que consigue ese toque italiano, marinándolo en vinagre balsámico de Módena y por supuesto, otras grandezas como las gambas rojas de Denia con espárrago blanco de Navarra.

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Gioia

También hay platos que han vuelto con fuerza, como el uovo mórbido: un huevo a baja temperatura con crema de patata trufada, boletus y chips de ibérico que está de repetir.

Las pastas que han enamorado a media ciudad

Si por algo se ha hecho famoso Gioia es por sus pastas. Son caseras, delicadas, se preparan al dente... El punto de cocción es siempre perfecto y el sabor, inolvidable. Entre las imprescindibles, la estrella absoluta de la casa, los Tallarines 40 tuorli con trufa fresca de temporada: se terminan en sala con yema de huevo, queso Cacio Nerone y una lluvia de trufa recién rallada. Es de esos platos que no se olvidan fácilmente.

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Gioia

También hay que probar la carbonara by Davide Bonato, con spaghetti alla chitarra, aire de queso pecorino, huevo cocinado a baja temperatura y crumble de carbón. Los ravioles del plin -rellenos de carnes blancas y rojas- son pura tradición piamontesa, mientras que los mezzaluna de gnocchi con alcachofas o el risotto a la milanesa con ossobuco aportan nuevos matices a una sección que ya es de matrícula de honor.

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Gioia

Más allá de las pastas, la sección de carnes y pescados ha ganado presencia. El solomillo con salsa de pimienta verde se acompaña de un puré de patata y topinambur que eleva cada bocado. El pichón -uno de los más delicados que puedes probar en Madrid- llega con crema de chirivía, zanahoria a la vainilla y salsa perigord. Y si se busca algo más ligero, el rodaballo con patata morada y puerros baby es una opción tan fina como deliciosa.

¿Hueco para el postre?

El final dulce en Gioia es casi obligatorio. Su tiramisú especial es uno de los más celebrados de Madrid. Ha ido cambiando pero es un fijo y nadie le gana a cremoso y equilibrado.

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Gioia

Le siguen otras delicias como la pannacotta con haba tonka y coulis de moras, el goloso milefoglie al pistacho y la tarta de avellana deconstruida con lemon curd y frambuesas. Incluso puedes terminar con una tabla de quesos con pan tostado y mermelada de higos es todo un acierto. Y por supuesto, un buen café italiano para coronar la experiencia.

Essentia, un menú especial por sus 10 años

Para celebrar estos diez años, Davide y Daniela han creado un menú degustación especial: Essentia. Un homenaje a su recorrido, a su evolución y a todas las personas que lo han hecho posible. Arranca con un bellini con su toque y sigue con algunos de los platos de la carta con añadidos como una zuppetta templada de trigo, lentejas y alubias blancas de la Bañeza servida con cigala salteada y concassé de tomates y un postre que simboliza estos 10 años, una margarita al lemon curd.

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Gioia

Gioia es ese restaurante donde ir con amigas, con tu pareja, donde llevar a tu familia para sorprenderlos... Es un pequeño universo donde todo está pensado para hacerte feliz. Y, si no lo conoces aún, deberías poner en lo más alto de tu lista.

Headshot of Macarena Escrivá
Macarena Escrivá es redactora de ELLE Gourmet. Estudió Historia del Arte y un Máster de Periodismo. ¿Quién le iba a decir que el arte le llevaría a la gastronomía? Llegó a Madrid, desde Valencia, hace más de una década. Desde entonces se dedica a comer, viajar, fotografiarlo todo y contarlo en diferentes medios especializados. Nunca dirá que no a una fideuà, a una tarta de queso o a montarse en un avión que le lleve a cualquier otra parte del mundo.