La juventud era la posibilidad de que la vida cambiara en cualquier momento. Eso pensé el primer día de mi existencia en el que me sentí mayor. Recuerdo la desazón. Hasta ese momento, dentro de mi cabeza, los caminos eran infinitos: puedo estudiar aeronáutica o hacerme especialista en griego antiguo, puedo irme a vivir a Roma o salvar tortugas en México, puedo tener cinco hijos, casarme, divorciarme, hacerme profesora de yoga, volverme a casar, a divorciar... Todo estaba por empezar.

Pero un día sientes que algunas de esas puertas se cierran. Quizás no del todo, pero para que se abran, cada vez tienes que arriesgar más, imaginar más, construir más, hacer más esfuerzo... «Sí, esa era la diferencia más importante, las posibilidades, las alternativas, todas esas puertas todavía abiertas». La cita es de la novela La conformista, de Alba Dedeu. Su protagonista, Eva, vive una vida normal junto a su marido, Pere, con su negocio de pollos al l’ast, sus vacaciones en el apartamento de sus suegros, sus camisetas rotas y viejas. «Vivir quería decir eso, ¿no? Vivir quería decir estar bien, ¿y la gente que vivía vidas extraordinarias? Eran esos que salían a veces en la última parte del telediario. Sí, por supuesto que había personas extraordinarias, pero no vivían en la periferia de Barcelona, o al menos nosotros no sabíamos nada de ellas: nuestra existencia era tranquila y uniforme».

La conformista (NARRATIVA SEXTO PISO)

La conformista (NARRATIVA SEXTO PISO)

Es una novela que cuenta cómo nos conformamos en la vida, cómo las pequeñas decisiones nos hacen permanecer en un lugar que no nos gusta. Habla de la cobardía, de quiénes somos y lo que queremos para nosotros. «Estar bien está bien cuando no has pensado que podías estar mejor, que quizá te has conformado demasiado pronto y con demasiado poco. Estar bien es una cuestión de perspectiva: cuanto más estrecho de miras eres, mejor estás, supongo», explica Eva.

El libro entero huele a pollo asado, y el olor y la grasa se te pegan en cada página, como un destino del que no pueden escapar sus protagonistas, como si las cartas estuvieran echadas demasiado pronto y sólo quedara aburrimiento, lugares comunes y quedarse dormido viendo la tele. Cualquier buen lector sabe que no es así, la vida siempre está por inventarse. La vida siempre puede ser extraordinaria. Como la buena ficción. Incluso en la periferia de cualquier gran ciudad.

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Amaya Ascunce
Digital Director

Lleva más de 12 años dirigiendo y creando contenidos digitales en revistas de moda, belleza, cultura y estilo de vida. Los perfumes, leer y las películas del fin del mundo ocupan un alto porcentaje de su tiempo libre, cuando no está leyendo el móvil.  Estudió Periodismo en la Universidad de Navarra y ha publicado tres libros.