He estado en un curso de formación sobre Inteligencia Artificial. Me emociona y me agobia a partes iguales. Dicen que vamos a tener más tiempo para hacer nuestro trabajo, pero tiene toda la pinta de que vamos a volvernos aún más locos en sobreproducir. Pasó con los electrodomésticos. Se supone que llegaron para reducir las tareas domésticas, aunque lo único que hicimos fue aumentar nuestra propia exigencia.

También el tema de la originalidad me tiene rumiando. A veces pienso que lo que se escriba a partir de ahora va ser como un chicle ultramasticado, nada nuevo bajo el sol, sólo una máquina bebiendo de los conocimientos subidos y resubidos a Internet, sin que ello asegure nada de veracidad o novedad. También es verdad tengo 45 años, una edad muy dada a las crisis personales y el pesimismo. Imagino a las siguientes generaciones diciendo: «Aparte, señora, que yo haré algo nuevo con esto. Yo escribiré la novela definitiva».

Puede que sea esa señora, pero también veo la increíble capacidad que tiene la IA de conectar datos aislados. Por ejemplo: todas las apariciones de ovnis o santos. Se podrá trazar una línea que una esas supuestas visiones para encontrar el patrón. O no. Claro. Igual que pasa con las cámaras digitales, que no han conseguido mostrar ninguno de esos misterios. Más cosas de señora: me sentía imbécil pidiendo por favor y dando las gracias al ChatGPT por traducirme, pero resulta que, si le hablas con odio, busca las respuesta entre el odio, y, si eres amable, las busca en el lado bueno de la creación humana. Con la IA es importante ser educado. Lo mío era más protección para que cuando los robots se levanten contra el ser humano recuerden que yo fui tremendamente educada. Algo contará.

No sólo importa la educación, lo que determina recibir mejor o peor respuesta es saber cómo preguntar. No tanto hacer buenas preguntas, sino ubicar a la IA en el mundo. Por ejemplo: «Soy una señora de 45 años, que no cree ni en ovnis ni en milagros, con demasiadas cosas que hacer cuando lo único que quiero es leer un buen libro mirando al mar. ¿Qué puede hacer la inteligencia artificial para ayudarme a mí?». El ChatGPT me ha contestado: «Utiliza la inteligencia artificial para automatizar tareas y liberar tiempo, permitiéndote dedicarte de lleno a la lectura y disfrutar del sonido y la vista del mar». Pues tampoco es tan listo...

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Amaya Ascunce
Digital Director

Lleva más de 12 años dirigiendo y creando contenidos digitales en revistas de moda, belleza, cultura y estilo de vida. Los perfumes, leer y las películas del fin del mundo ocupan un alto porcentaje de su tiempo libre, cuando no está leyendo el móvil.  Estudió Periodismo en la Universidad de Navarra y ha publicado tres libros.