• Esta señora de gran presencia (el viejo jersey de lana, el aire ‘haute and humble’, la nariz) es Nancy Lancaster, fotografiada en 1965 por Horst P. Horst en su casa de Oxfordshire. Sus tres cosas favoritas eran los jardines, las casas y los maridos, en este orden. No se definía como decoradora, sino como filtradora de ideas. Estableció el canon del estilo ‘country house’: formal, cálido, desaliñado, imperfecto. Su práctica mirada norteamericana priorizó asuntos tan importantes como la buena fontanería, los baños y la calefacción central. En cada habitación quería flores, un lugar donde leer y un fuego.
  • En la columna del próximo viernes seré un año mayor y recuerdo aquello de Robert Frost: “The afternoon knows what the morning never suspected”. Antes los cambios físicos eran ocasionales y debidos a algún exceso cafre; ahora cada jornada trae una nueva decrepitud. Me miro con amabilidad y pienso: pues no estás tan mal, frase inequívoca de quien pierde la juventud a chorro. Dejé de celebrar los aniversarios hace tiempo, me doy todos los placeres que puedo permitirme a lo largo del año. No hay un minuto que perder.
  • Cada cumpleaños me propongo, eso sí, dejar de pensar tanto. Me preocupo muchísimo por cosas pequeñas, porque sospecho que lo insignificante puede acabar haciéndose grande. Los problemones se anuncian a bombo y platillo, pero la desidia se cuela por la rendija de la puerta. Con la edad las mujeres se vuelven más radicales que los hombres.
  • Pasamos unos días en casa de unos amigos. En el jardín la actividad animal es frenética. Me quedo embobada espiándoles hasta que la cabeza me hierve y vuelvo a la sombra. Adoro a los abejorros, que pasan horas y horas en la lavanda, desde antes incluso de amanecer hasta última hora de la tarde. Cambian de hilera cada pocos segundos, les da igual el calor o el viento, no se pelean con nadie (las mariposas están tranquilísimas a su lado). Rechonchos y ahítos, a la tarde doblan el tallo de puro peso, se parecen a mí cuando me acabo el postre. Las abubillas, depredadoras naturales de la odiosa procesionaria, aparecen al anochecer con su aspecto fabuloso de señora que ha ido a la peluquería antes de un concierto de David Bisbal.
  • ¿Por qué el 2026 habrá un vuelo directo Barcelona-Seattle (una ciudad deprimente), pero todavía no existe un Barcelona-Tokyo? En el fondo lo prefiero, lo último que necesita Japón es una avalancha de pesadísimos turistas catalanes. En los últimos diez años el turismo masivo está saturando los espacios públicos, llenando de basura y ruido una sociedad tan sensible a las faltas de respeto. Nos odian, con toda la razón del mundo.
  • Leo sobre el ingeniero y botánico Edwin Cerio, que fue alcalde visionario de Capri solo por tres años —de 1920 a 1923— y fijó la mayor parte de medidas de protección contra tiburones financieros que hoy sigue disfrutando el pueblo (porque es un pueblo, al menos a mis ojos urbanitas: 12.000 habitantes).
  • Además de Jacques d'Adelswärd-Fersen, otro autor ligado a Capri es Somerset Maugham, que en su relato The Lotus Eater habla de un hombre que abandona la civilización y se refugia en la isla alimentándose de flores de loto, un placer de abandono y ensimismamiento del que ya había escrito Homero en la Odisea: «Comieron el dulce fruto y ya no querían regresar, sino vivir en un presente constante que lleva al olvido».
Lettermark

Marta D. Riezu es periodista especializada en comunicación de moda y ha publicado dos libros: Agua y jabón (Terranova, 2021) y La moda justa (Anagrama, 2021).