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"-Creo que mi problema es que tengo una personalidad muy dependiente.
-No, no te equivoques. Tú no eres dependiente, simplemente sufres dependencia emocional. Has creado un enganche, un vínculo tóxico en esta relación, pero esto no te convierte en alguien dependiente".
Esta fue parte de una conversación que mantuve con una paciente hace un par de semanas. No me pareció extraño porque la verdad es que escucho este tipo de conclusiones (o mejor dicho, de confusiones) con bastante frecuencia.
Sufrir dependencia emocional, es decir, vivir la experiencia de quedar atrapado en una relación en la que no eres feliz, en la que no estás bien y de la que quieres salir pero no te crees capaz, no te convierte para nada en alguien con una personalidad dependiente. Vamos a ver cuáles son las diferencias, porque tenerlas claro, nos ayuda también a entender mejor lo que nos ocurre y cuál es exactamente nuestro problema, así como a saber qué camino debemos seguir para solucionarlo, crecer, mejorar o cambiar lo que sea necesario.
Personalidad dependiente
La personalidad dependiente tiene su origen y se forma en la infancia, a raíz de crecer en un entorno en el que la madre establece un vínculo inseguro con el niño. Un vínculo que, lejos de aportar seguridad, confianza y favorecer el desarrollo y la autonomía del pequeño, crea en él un nivel de miedo, inseguridad y ansiedad que le lleva a la necesidad de tenerla cerca en todo momento y de sentirse angustiado si esta se aleja.
Las personas que tienen personalidad dependiente acostumbran a ser muy inseguras y con baja autoestima. Se sienten incapaces de lograr cosas por sí mismas, sienten mucha inseguridad si se tienen que enfrentar a cambios o retos sin la ayuda de otros. Acostumbran a rodearse de personas que perciben como muy seguras de sí mismas, con carácter fuerte, independientes, autónomas y sociables. Es decir, suelen elegir personas que tienen (según su parecer), todo lo que sienten que a ellas les falta.
Cuando tienen pareja, hay una clara tendencia a absorber, a agobiar, a controlar y a saturar. Quieren estar siempre en contacto, hacerlo todo juntos y fantasean con que la otra persona ni siquiera tenga vida propia. Se sienten bien cuando se perciben como el centro de la vida del otro y sienten paz cuando saben que son su prioridad. Si su pareja es alguien independiente, sociable y con vida propia más allá de la relación, lo pasan extremadamente mal. Viven con un miedo constante a que su pareja les deje, les engañe o se decepcione.
Dependencia emocional
Sufrir dependencia emocional, es decir, estar atrapado en una relación que para ti es tóxica, no implica que debas tener una personalidad dependiente. De hecho, no tiene por qué haber ninguna relación. En algunos casos sí, porque quienes tienen una personalidad dependiente son más propensos a sufrir dependencia emocional y a engancharse en sus relaciones. Pero no es siempre así.
La dependencia emocional es la incapacidad de cortar una relación que es tóxica, pero no eres capaz de lograrlo. Te paralizan el miedo, la pena y la culpa y por más que lo intentes o te lo plantees, todo es en vano y cada día te sientes más atrapado y con menos probabilidades de lograrlo. Pero he tenido infinidad de pacientes que sufrían o habían sufrido dependencia emocional y eran personas muy independientes, autónomas y autosuficientes.
Eran personas que sabían estar solas, que estaban a gusto cuando tenían su propio espacio, que no desconfiaban si la pareja tenía también sus actividades y hobbies (es decir, no tenían en absoluto una personalidad dependiente) pero que, en cambio, cuando los hechos que ocurrían indicaban que no era la persona adecuada, experimentaban una caída libre en la que perdían la dignidad y eran capaces de cometer las locuras más surrealistas que puedas imaginar, para evitar a toda costa en final de esa relación.
¿Qué podemos hacer?
Si nos sentimos identificados con el perfil de personalidad dependiente, es importante hacer un trabajo para fortalecer la autoestima y demostrarnos que sí somos capaces, que sí podemos lograrlo por nosotros mismos y que solos también podemos estar bien.
Si sufrimos dependencia emocional, también tendremos que fortalecer la autoestima para conectar con nuestro potencial, ese que ya teníamos y habíamos descubierto antes de la relación actual, para regresar a él y que nos saque de ahí lo antes posible.
Para salir de la dependencia emocional, hacen falta herramientas concretas con las que el proceso es mucho más rápido de lo que imaginamos. La transformación, la liberación y la recuperación, son increíbles.
Una personalidad dependiente, no suele cambiar al cien por cien, pero sí que puede mejorar muchísimo en independencia, autonomía y autoestima. Se trata, por lo tanto, de un trabajo que sin duda, siempre vale la pena.
La jefa: Silvia Congost
Silvia Congost es psicóloga experta y un referente nacional en autoestima, dependencia emocional y relaciones tóxicas, conferenciante, autora de 9 libros, y una líder inspiracional en redes sociales y medios de comunicación. Tiene 20 años de experiencia profesional en el sector de la psicología y cuenta con centros en Barcelona, Girona y Madrid, además de realizar terapia online con pacientes de todo el mundo, donde junto a su equipo ha ayudado a miles de personas a reforzar su autoestima, liberarse de relaciones tóxicas y apostar por la vida que realmente sueñan gracias a su propio y exclusivo método.
Puedes encontrarla en Instagram (@silviacongost) y en su canal de YouTube.
Silvia Congost es una psicóloga experta en autoestima, dependencia emocional y relaciones. Conferenciante. Autora de 10 libros entre los que se encuentran títulos como "Personas Tóxicas", "Autoestima automática" o "Si duele, no es amor".
Con 20 años de experiencia, ayuda, junto a su equipo de profesionales, a miles de personas de todo el mundo a aprender a amarse y a mejorar su calidad de vida. Su misión es aportar información y educación emocional en el tema de las relaciones y para ello, crea eventos de gran formato llenando teatros de todo el país, divulga habitualmente contenido de valor en redes sociales y participa de forma regular en medios de comunicación.
Silvia tiene claro que el amor jamás duele, y que si duele, no es amor. Por ello, toda su vida gira entorno a este claro y necesario propósito. Tiene más de 400.000 seguidores en Instagram, un gran altavoz donde divulga sobre relaciones, autoestima y salud emocional.