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Llega por fin, de nuevo, la deseada Navidad. Para la mayoría, claro, porque para algunas personas, lejos de ser una época y unas fiestas que les llevan a disfrutar y volver a ser niños, lo viven con dolor, lentitud y unas ganas locas de que termine. En mi caso, me declaro una amante absoluta de estas fechas, por lo que siento una profunda compasión hacia las personas que no son capaces de disfrutarlas o que a las que incluso les crea un auténtico rechazo.
Tras profundizar sobre ello, y analizar cientos de casos, he visto que quienes detestan la Navidad suele ser por dos motivos:
No tienen recuerdos bonitos de esas fechas durante su niñez
Puede que esto se deba a que vivieron y crecieron en una familia en la que esta no se celebraba por decisión de los padres o porque atravesaron durante esos años, momentos muy difíciles y les era verdaderamente complicado celebrar nada. Es decir, sus recuerdos cuando llegan estos días, son de tristeza, de soledad, de ser diferentes del resto, de dificultad para disfrutar y sorprenderse. En definitiva, les cuesta dejarse llevar por la magia de lo que la Navidad significa.
Es curioso porque además de no apetecerles porque les duele y les conecta con recuerdos tristes, normalmente incluso les molesta ver cómo a los demás sí nos gusta y se puede percibir en ellos una cierta amargura. Les es difícil de entender a los que nos gusta, aunque creo que es más sencillo hacerlo al revés, es decir, que tratemos de entenderlos nosotros a ellos.
Porque han vivido una pérdida reciente de un ser querido
Ya sea porque ha fallecido alguien muy cercano a nosotros o que hemos vivido una ruptura. Las sillas vacías pueden producir muchísimo dolor. Cuando ha fallecido un ser querido importante para nosotros, alguien que era un 'imprescindible' en nuestra vida y por ende, en estas fechas como puede ser una madre o un padre, el vacío que deja no es fácil de sobrellevar.
Si somos personas más espirituales, que tratamos de entender la vida y la muerte de una forma distinta, como algo que no acaba sino que simplemente se basa en una transición tras el aprendizaje de estar un tiempo en un cuerpo, viviendo una experiencia de vida, nos costará menos conectar con la paz y seguir adelante. Si no lo somos, el proceso de duelo será más duro y complejo.
Pero en cualquier caso, lo importante es tratar de hacer presente a la persona que falta, recordar cómo era, cómo le gustaría que fuera ese día para nosotros y honrar su recuerdo conectando con la gratitud por todo lo que hemos compartido a su lado.
Otros motivos por los que podemos aborrecer la Navidad
Si la pérdida es porque ha acabado una relación de pareja, porque estamos en pleno proceso de duelo y nos encontramos ante la primera Navidad sin él o ella, debemos tener presente que tras una ruptura hay un “primero de todo”. El primer cumpleaños, el primer verano, el primer fin de año, etc. Tras ese primero, ya podremos soltar. Normalmente no solemos acordarnos del “segundo” casi nunca.
Y si lo que nos ocurre es que estamos lejos de casa y por las circunstancias que sean no podemos estar con la familia, tratemos de compartir con quienes podamos si nos apetece, tratemos de conectar con la gratitud por lo que tenemos y evitemos compararlo con lo que querríamos tener. Agradecer siempre nos hace sentir mejor que rechazar, comparar o menospreciar.
Está claro que, en cierto modo, hay una parte de la Navidad que está muy vinculada a un consumismo innecesario, pero también lo podemos ver como la posibilidad de conectar con la magia y la inocencia que sentimos al volver a ser niños por unos días. Lo podemos ver como volver a los abrazos, a la cercanía, a los padres, a los sobrinos, a los nietos, a los hijos…a la familia, a nuestros seres queridos, al amor y a la conexión. Porque, al fin y al cabo, ¿es que hay algo más importante que eso?
La jefa: Silvia Congost
Silvia Congost es psicóloga experta y un referente nacional en autoestima, dependencia emocional y relaciones tóxicas, conferenciante, autora de 9 libros, y una líder inspiracional en redes sociales y medios de comunicación. Tiene 20 años de experiencia profesional en el sector de la psicología y cuenta con centros en Barcelona, Girona y Madrid, además de realizar terapia online con pacientes de todo el mundo, donde junto a su equipo ha ayudado a miles de personas a reforzar su autoestima, liberarse de relaciones tóxicas y apostar por la vida que realmente sueñan gracias a su propio y exclusivo método.
Puedes encontrarla en Instagram (@silviacongost) y en su canal de YouTube.
Silvia Congost es una psicóloga experta en autoestima, dependencia emocional y relaciones. Conferenciante. Autora de 10 libros entre los que se encuentran títulos como "Personas Tóxicas", "Autoestima automática" o "Si duele, no es amor".
Con 20 años de experiencia, ayuda, junto a su equipo de profesionales, a miles de personas de todo el mundo a aprender a amarse y a mejorar su calidad de vida. Su misión es aportar información y educación emocional en el tema de las relaciones y para ello, crea eventos de gran formato llenando teatros de todo el país, divulga habitualmente contenido de valor en redes sociales y participa de forma regular en medios de comunicación.
Silvia tiene claro que el amor jamás duele, y que si duele, no es amor. Por ello, toda su vida gira entorno a este claro y necesario propósito. Tiene más de 400.000 seguidores en Instagram, un gran altavoz donde divulga sobre relaciones, autoestima y salud emocional.