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En muchas ocasiones, no nos damos cuenta de ello pero existe una línea especialmente delgada entre la amabilidad y la complacencia. Se trata de dos formas de relacionarnos con los demás que, aunque en apariencia son similares, a un nivel más profundo tienen un origen y unas consecuencias muy muy distintas tanto para quien las lleva a cabo como para quien las recibe.
En general, a los seres humanos no nos gusta el conflicto. Especialmente a las mujeres. Nosotras tenemos un cerebro diseñado y programado para las relaciones. Y por ser expertas en crear vínculos y relaciones que funcionen, nos beneficien y nos ayuden a sobrevivir, eso significa que también tenemos un talento natural para evitar las discusiones, los conflictos, los enfrentamientos y todo aquello que lejos de mejorar las relaciones, nos distancie.
Desde nuestros orígenes, tenemos una facilidad natural para entender las emociones ajenas, para detectar cuando hay un conflicto, cuando alguien se siente mal, algo le ha molestado o está contrariado. Eso también nos permite poder interferir o hacer algo para que vuelva la armonía o el bienestar en esa persona y que todo fluya de nuevo.
Incluso es habitual en muchas mujeres que si creemos que alguien se ha enfadado o hemos molestado con nuestro comentario o nuestra conducta, eso nos quite el sueño, que nos haga estar intranquilas, ansiosas y en definitiva, mal, hasta que logramos resolverlo. En cambio, en la mayoría de hombres eso no les va a preocupar, van a quitarle importancia y lo resolverán cuando toque y tomen conciencia de ello de forma ágil y natural.
Es precisamente por ser como somos, o mejor dicho, por tener los cerebros que tenemos con las características que tienen cada uno de ellos, que a menudo las mujeres me preguntan: ¿cómo dejar de ser tan complaciente para ser simplemente amable con los demás?
Qué es la amabilidad
La amabilidad tiene que ver con el respeto, con la educación y con el amor. Pero se trata de algo que en todos los casos y sin excepción, debe ser bidireccional. Es decir, alguien amable respeta a los demás pero se respeta también a sí mismo en todo momento. Alguien amable trata a los demás con educación pero exige ser tratado también con educación.
Se relaciona con ellos desde el amor, haciéndoles sentir importantes y valiosos simplemente por 'ser' y se siente también él o ella importante y valioso de la misma manera. Es una forma de ser y de actuar que nace de uno mismo, es algo que no hay que forzar. La amabilidad es una forma de ser y relacionarse básica e imprescindible si queremos crear relaciones armoniosas entre los seres humanos.
Qué es la complacencia
La complacencia es una forma de relacionarse con los demás que tiene, entre otras, las siguientes características:
Nace de una clara falta de autoestima
Si la persona no se valora lo suficiente, siente miedo de ser rechazada o desaprobada. Al darse cuenta de que complaciendo a los demás, es decir, haciendo lo que estos quieren o esperan de él/ella obtienen su reconocimiento y su aprobación, van a incorporar esa forma de actuar para así evitar el temido desenlace del rechazo o la decepción en los demás.
Se olvidan de sí mismos
Ante el claro y único objetivo de agradar al otro, la persona complaciente ni siquiera se detiene a pensar que es lo que quiere, siente, piensa o necesita. Se limita a actuar de acuerdo con lo que entiende que quiere o necesita el otro sin importarle lo más mínimo lo que le ocurra por dentro o lo que le esté pidiendo su propio cuerpo, su salud o su intuición.
Ausencia de límites
La persona complaciente es alguien a quien le cuesta muchísimo decir no o poner límites cuando esto es lo que debe hacer. Eso puede llevarla a que se sienta abusada por algunos amigos que se aprovechan de ello, a que acabe cediendo a actividades o conductas que no le gustan ni le apetecen o que incluso chocan por completo con sus propios valores (llevándola esto a altos niveles de ansiedad) y en el trabajo a aceptar una evidente sobrecarga laboral incluso siendo esto totalmente injusto o abusivo.
Hay casos en los que esto sucede de forma premeditada, es decir, como saben que no van a decir que no, se aprovechan y en otros casos puede que otros ni siquiera se den cuenta de ello pero al no percibir límite alguno, ese abuso o esa sobrecarga se va viendo como algo natural.
Primero los demás y luego tú
Poner siempre los demás en primer lugar, ceder cuando no te apetece, no poner límites y decir no cuando en realidad no quieres, estar siempre dispuesto/a a ayudarles aunque no puedas o no te venga bien, hacer cosas que no te gustan simplemente por encajar o que te acepten… no son formas demasiado eficaces en las relaciones.
Es decir, en un primer momento sentirás que cuentan contigo, que les gustas y que te quieren en su vida, pero no te engañes. En el fondo, a nadie le gusta estar cerca de alguien que no se ama a sí mismo. Al final, saber decir no, poner límites y expresar aquello que no nos gusta, que nos duele o que no nos parece bien (siempre con cariño, claro) es lo que nos hace sentir que esa persona es sincera y en consecuencia, que es confiable. Las personas que nunca dicen lo que piensan o a las que todo siempre les parece bien, no son las que más confianza nos van a dar a largo término.
Así que, si sientes que no eres sincera contigo misma y que tiendes a la complacencia como forma de amabilidad, te recomiendo que analices a un nivel más profundo tu autoestima y que aprendas a poner límites y a respetarte de verdad.
La jefa: Silvia Congost
Silvia Congost es psicóloga experta y un referente nacional en autoestima, dependencia emocional y relaciones tóxicas, conferenciante, autora de 9 libros, y una líder inspiracional en redes sociales y medios de comunicación. Tiene 20 años de experiencia profesional en el sector de la psicología y cuenta con centros en Barcelona, Girona y Madrid, además de realizar terapia online con pacientes de todo el mundo, donde junto a su equipo ha ayudado a miles de personas a reforzar su autoestima, liberarse de relaciones tóxicas y apostar por la vida que realmente sueñan gracias a su propio y exclusivo método.
Puedes encontrarla en Instagram (@silviacongost) y en su canal de YouTube.
Silvia Congost es una psicóloga experta en autoestima, dependencia emocional y relaciones. Conferenciante. Autora de 10 libros entre los que se encuentran títulos como "Personas Tóxicas", "Autoestima automática" o "Si duele, no es amor".
Con 20 años de experiencia, ayuda, junto a su equipo de profesionales, a miles de personas de todo el mundo a aprender a amarse y a mejorar su calidad de vida. Su misión es aportar información y educación emocional en el tema de las relaciones y para ello, crea eventos de gran formato llenando teatros de todo el país, divulga habitualmente contenido de valor en redes sociales y participa de forma regular en medios de comunicación.
Silvia tiene claro que el amor jamás duele, y que si duele, no es amor. Por ello, toda su vida gira entorno a este claro y necesario propósito. Tiene más de 400.000 seguidores en Instagram, un gran altavoz donde divulga sobre relaciones, autoestima y salud emocional.