Cada mañana, antes de empezar su jornada laboral, Pilar Martínez-Cosentino desayuna con sus hijos y después medita. Esa práctica le permite comenzar el día con serenidad, un rasgo de carácter que la define, además de la organización y la discreción. Nacida en 1979 en Macael asegura que Almería para ella es más que su lugar de origen, «es mi esencia, mi casa, mi raíz y mis valores». Eso sin contar con que la empresa familiar se ha convertido en poco más de 40 años en un emblema empresarial español en todo el mundo.

Licenciada en Derecho y Asesoría Jurídica de Empresas, Pilar se incorporó a la compañía hace veinte años, y hoy es vicepresidenta ejecutiva de Grupo Cosentino, donde su trabajo está enfocado en las áreas de estrategia, gestión del talento, transformación digital, marketing y tecnología de la compañía

Cosentino emplea a 6.000 personas en todo el mundo, y más de 3.000 en España. ¿Eso te deja dormir?

Asumo eso con muchísima responsabilidad, pero también es una alegría ver que generamos empleo, que seguimos creciendo y que hay más gente que se suma a nuestro proyecto para transformarnos e impactar positivamente allá donde estamos.

¿Cómo es tu día a día en el trabajo?

Intento tener una agenda muy planificada para que me dé tiempo a todo. Soy una persona muy organizada: sé lo que va a pasar de aquí a final de año y ya estoy preparando 2025. Creo que es importante tener esa estructura de planificación para después poder fluir y cambiar; siempre dejando espacios y tiempos para tener flexibilidad.

¿Y cuáles son los principales retos que afrontas?

La verdad que tengo de todo tipo, pero uno de ellos es dedicarme al equipo humano que hay en Cosentino para que juntos seamos capaces de abordar esos desafíos constantes y seguir creciendo e innovando. La clave está en las personas.

"Me gusta la gente, creo que en la vida cotidiana se pueden aprender muchas cosas"


¿Y qué personas te inspiran a ti?

Tengo mucha suerte de estar rodeada de gente maravillosa: desde mi padre, con quien paso muchas horas al día, a mi familia o mis compañeros. Tenemos un equipo humano espectacular. Me gusta la gente, creo que en la vida cotidiana se pueden aprender muchas cosas. Y he aprendido muchísimo de mis dos abuelas y de mi madre.

La Fundación Eduarda Justo tiene el nombre de una de ellas. Una mujer.

Yo siempre digo que el alma de Cosentino tiene el nombre de Eduarda, porque fue ella la que la que instauró esa cultura que hoy sigue tan presente en la compañía: una manera de entender cómo hacer negocio y a la vez comprometerse y contribuir en el entorno en el que se encuentra la empresa. Ella fue una mujer muy trabajadora, luchadora y comprometida con su pueblo y con su gente. Y eso sigue estando muy presente. Además le rendimos tributo con un proyecto precioso, apostando por algo en lo que creo muchísimo, que es apoyar a la gente joven y la educación. Damos becas y tenemos seminarios de liderazgo para tratar de transmitirles una visión positiva del mundo en el que vivimos y decirles que son capaces de hacer lo que se propongan.

Hace poco, precisamente en un encuentro con jóvenes, dabas algunos consejos a los futuros líderes con estas palabras: “Sé global, humilde, servicial, digital… No tengas miedo. Tu actitud marca la diferencia” .

Yo creo que la actitud multiplica el talento. Las ganas que tú tengas y la capacidad de aprender es algo determinante. Hay una manera de expresarlo que me gusta mucho y es que seamos el cambio que queremos ser. Cada uno tenemos la oportunidad cada mañana de hacer ese cambio y de liderar con el ejemplo.

¿Y cómo se es humilde en un terreno de competitividad tan grande y global?

A mí la humildad me parece un valor esencial, porque siendo humilde desarrollas la capacidad de aprender, y sin aprendizaje no hay evolución. Tal vez esto entra en contraste con un mundo dominado por el ego, que creo que anula la empatía y la capacidad de evolucionar. Siempre digo que Cosentino es –y trabajamos para que así sea– una empresa no que enseña, sino que aprende. Ese espíritu de mejora es lo que nos hace evolucionar.

También lideras la transformación digital de la compañía: ¿crees que nos hará mejores?

Yo creo que la digitalización es un medio que facilita, que ayuda, pero lo más relevante y lo verdaderamente esencial son las personas y vivir el mundo offline es importantísimo. Por eso me gusta tanto la meditación, porque te ayuda a sentir, a empatizar y a tocar. Somos emociones.

"En mi vida intento hacer todo con planificación y buscando el equilibrio. Mi familia es mi tesoro"

La conciliación es otro gran asunto laboral. ¿Cómo lo llevas tú?

Soy madre de tres hijos y tengo que acompañarlos también. En mi vida intento hacerlo con planificación y buscando todo el rato el equilibrio. Mi familia es mi tesoro. Y luego, desde la compañía, sin duda es un reto que nos tomamos muy en serio. Lo que estamos haciendo es implementar políticas que favorezcan el espacio para la vida personal de cada uno. Al final lo que queremos es tener personas equilibradas, porque sólo así es cuando verdaderamente cada uno da lo mejor de sí.

¿El papel de las mujeres en puestos directivos sigue siendo una asignatura pendiente?

Yo tengo una visión positiva de lo que hemos avanzado y cada vez más pues hay mujeres en puestos de alta responsabilidad. Pero todavía tenemos que superar algunas cuestiones. Lo que tratamos desde Cosentino es que lo que prime sea la meritocracia: así el talento femenino va a aflorar de una manera sobresaliente. Ahora, tenemos que crear políticas y poner facilidades para que eso suceda.

Más allá del negocio, ¿qué aprendizajes te llevas de tu familia?

La honestidad, la honradez, la coherencia y el compromiso. En definitiva, trascender a uno mismo. Creo que estamos aquí de paso, que hay que hacerlo lo mejor que uno pueda y afrontar cada día con ilusión y ganas, pero siendo conscientes de que hay que abrir el camino para los que vienen detrás. Somos un eslabón más.

¿Y cómo son vuestras reuniones navideñas?

Muy divertidas. La familia se mantiene unida con cariño, mucha comunicación y mucha comprensión por parte de todos.

En una compañía donde lo que prima es la piedra, ¿qué lugar ocupa la creatividad y el diseño?

El diseño nos condiciona y tenemos que pensar en cómo contribuimos a ello. En Cosentino tenemos un propósito, que es hacer diseño con sentido y para las personas. Con las texturas, con los colores, generar ambientes donde uno pueda desplegar lo mejor de sí. La funcionalidad y la calidad técnica han de ser de primer nivel, pero con una estética inspiradora.

¿Qué se siente al estar en las casas de tanta gente?

Es un orgullo. Y ahora tenemos un proyecto de crecimiento muy ilusionante: nuestra ambición es estar también en los baños, en el mobiliario y en el suelo o las fachadas.

¿Y cómo es tu cocina?

Me gustan los colores neutros y que generen una luz y un ambiente agradables. Y mi encimera, por supuesto, es de Silestone.