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No sabemos cómo explicarlo pero tengo mos muchos indicadores que me hacen saber que hemos cambiado de estación sin necesidad de consultar el calendario. De hecho, para mí, una estación no ha empezado hasta que percibo estas corrientes estéticas. Por ejemplo, no es verano hasta que no salgo a la calle y veo a algún chico paseando con bañador aunque sea mayo y simplemente las temperaturas hayan subido un poco más de lo habitual. Lo mismo ocurre con el otoño. Ahora pensaréis "¡Ah, claro! Paraguas". Pues no, estáis completamente confundido. Sin duda, el indicador más fiable para saber que el verano ha pasado a mejor vida y que podemos iniciar sin complejos la cuenta atrás para la Navidad son los abrigos de paño camel.
Sí, los abrigos camel marcan un antes y un después en el calendario. No lo son los plumas, ni tan siquiera los chubasqueros, estos abrigos tres cuartos son los culpables de saber que es el momento definitivo para hacer el cambio de armario. Desde hace varias temporadas vemos cómo estos abrigos camel se convierten en los protagonistas indiscutibles del 'street style' durante el otoño y se prolonga hasta la primavera. De hecho, tanto la moda masculina, como la femenina, se tiñe esta tonalidad marrón y, sinceramente, es una tendencia que nos encanta y que ha conquistado a muchísimas 'celebrities'. Es más, un año más, Stradivarius ha vuelto a sacar el abrigo de camel de paño y ¡ya se ha agotado en una talla!
Se trata de un modelo que no pasa de moda y que podrás lucir tanto con uno de los vaqueros más 'trendy' de la temporada, como con vestidos y largas largas. Una año más, este abrigo cuenta con doble botonadura y un cierre cruzado para conseguir los estilismos más elegantes.
Rafa es colaborador de moda y actualidad en la web de ELLE. Aunque siempre soñó con ser un chico Disney, su incontinencia verbal y su afán por contar historias hizo que se formara en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Amante del arte en todas sus vertientes, la moda es una de las corrientes que más le atraen, los entresijos de la industria son su ‘guilty pleasure’ y una cerveza es su verdadero talón de Aquiles.
